miércoles, 18 de mayo de 2011
MAPA DEL IMPERIO ESPAÑOL EN ÉPOCA DE FELIPEII
La personalidad del Rey Prudente definirá la historia europea de la segunda mitad del siglo XVI. Su nacimiento en Valladolid el 21 de mayo de 1527 llenará de gozo a sus padres, el emperador Carlos V y doña Isabel de Portugal. Las fiestas que se celebraron a continuación quedaron interrumpidas cuando llegó la noticia de un hecho que crispó a la Cristiandad: el saqueo de Roma por las tropas imperiales. Carlos se vistió de luto y los festivales, torneos y justas quedaron suspendidos.
El pequeño Felipe será jurado como heredero de la corona de Castilla el 10 de mayo de 1529 en el madrileño convento de San Jerónimo. La educación del príncipe quedará en manos de doña Isabel debido a los continuos viajes del emperador. En 1534 don Juan Martínez Siliceo será nombrado su tutor para que "le enseñase a leer y escribir". Al año siguiente el príncipe tenía casa propia y don Juan de Zúñiga era designado su ayo. Siliceo y Zúñiga diseñarán la educación del muchacho. Como bien dice Henry Kamen: "Como alumno, el Príncipe no era ni un modelo ni, mucho menos, sobresaliente. Su manejo del latín siempre fue regular, su estilo literario, en el mejor de los casos, mediocre, y su caligrafía siempre generalmente deficiente. Educado como un humanista, nunca llegó a serlo".
Las relaciones de don Felipe con su madre fueron muy estrechas por lo que el fallecimiento de doña Isabel en 1539 supuso un golpe muy duro para el pequeño príncipe. Ese mismo año inicia sus tareas políticas ya que queda como regente del Reino ante la marcha de su padre hacia la ciudad de Gante. Felipe tenía doce años y recibió la estrecha colaboración de un Consejo de Regencia, integrado por don Francisco de los Cobos, el cardenal Tavera y el duque de Alba, familiarizándose con los asuntos de Estado.
Su primer matrimonio se producirá el 15 de noviembre de 1543. La elegida será su prima María Manuela de Portugal. La duración de enlace será apenas de un año ya que la esposa falleció tras el parto del príncipe Carlos, el 12 de julio de 1545. El mismo año de su matrimonio Felipe volvió a quedar como regente de Castilla. Seguía asesorado por un consejo y las últimas decisiones estaban en manos del emperador, pero Felipe iba recogiendo la necesaria experiencia.
El año 1554 será el de su segunda boda. La nueva esposa será la reina de Inglaterra, María Tudor, ya que a Carlos V le interesaba especialmente la alianza inglesa. Felipe recibe el título de rey de Nápoles y duque de Milán, trasladándose a Londres para celebrar su boda, el 25 de julio de 1554. El propio príncipe consideró siempre su enlace como una cuestión de Estado y permaneció largo tiempo en tierras inglesas. Asuntos de Estado le llevaron a Flandes, donde el 25 de octubre de 1555 recibía de su padre la soberanía de los Países Bajos. El trato con los holandeses y alemanes fue muy estrecho, convirtiéndose en un monarca querido por sus súbditos. Al año siguiente Carlos abdicaba en su hijo las coronas de Castilla y Aragón, lo que hacía a Felipe el dueño del Imperio más importante de su tiempo. Su tío Fernando recibía el Imperio Alemán y los estados patrimoniales de los Habsburgo, familia que se dividía en dos ramas: la austriaca y la española.
En marzo de 1557 regresaba a Inglaterra convertido en rey de España y pasa algunos meses en compañía de su esposa, intentando engendrar el tan deseado hijo. En julio regresa a los Países Bajos para conseguir una de las mayores victorias militares de su reinado: la batalla de San Quintín, el 10 de agosto de 1557. El triunfo provocaba el fin de la guerra con Francia y la firma de un acuerdo de paz, el Tratado de Cateau-Cambresis, con el que se ponía fin a la disputa por el control de Italia, que quedaba en manos españolas. El tratado se sellaba con el matrimonio de Felipe con la joven Isabel de Valois -Felipe había enviudado por segunda vez en noviembre de 1558, sin conseguir el deseado heredero-. De este enlace nacerán las dos hijas con las que el monarca mantendrá una estrecha relación: Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela.
A su llegada a España en 1559 inició una serie de cambios en la práctica y en la forma de gobierno, rompiendo de esta manera con la tradición medieval y otorgando un carácter innovador a la Corona, al tiempo que se fijaban las bases de la administración pública moderna. Fruto de estos cambios será el establecimiento de la corte permanente en Madrid (1561), la reforma de la audiencia de Sevilla (1556), o la creación del Consejo de Italia (1558) y de las audiencias de Charcas (1559), Quito (1563) y Chile (1567).
La paz con Francia le permitiría poner en práctica una política mediterránea encaminada a frenar el expansionismo turco por el norte de África y en la zona occidental del "Mare Nostrum". Precisamente para poner fin a esta expansión se formó la Liga Santa junto a Roma, Venecia y Génova, consiguiendo la espectacular victoria en la Batalla de Lepanto (7 de octubre de 1571) dirigiendo las naves el hermano del monarca, don Juan de Austria. Don Juan había participado también con éxito en el aplastamiento de la revuelta de los moriscos granadinos en 1568. Ocho años después se producirá una segunda rebelión, llegando a solicitar ayuda a los turcos. Esta segunda tentativa tendrá también una escasa incidencia y será sofocada.
El freno al avance turco llegará por la vía diplomática a través de intermediarios. Felipe II conseguía cerrar un frente de lucha y poder centrarse en los conflictos atlánticos, especialmente la Guerra de los Países Bajos, prioridad en la política felipina desde que se produjo la primera rebelión en 1566, sofocada duramente con la intervención del duque de Alba y la ejecución de los condes de Horn y Egmont.
La muerte de Isabel de Valois y el príncipe Carlos y la invasión del príncipe de Orange en los Países Bajos motivaría que el año 1568 esté considerado como el "annus horribilis" del reinado de Felipe. Quedaba viudo por tercera vez, sin heredero varón y con una guerra en ciernes en el norte de Europa.
En 1570 volverá a contraer otra vez matrimonio -el cuarto- siendo la elegida su propia sobrina, doña Anna de Austria. El matrimonio tendrá 5 hijos, sobreviviendo sólo el heredero de la corona, el futuro Felipe III. Doña Anna fallecería en 1580 pero el rey ya no se volvería a casar, pasando sus últimos años viudo.
En esta década de los 70 la corte madrileña vivirá momentos de tensión y rivalidades al enfrentarse de manera casi abierta las dos facciones que competían por el favor real. La encabezada por el duque de Alba y la liderada por el príncipe de Eboli -a su muerte será Antonio Pérez quien se convierte en el jefe de este grupo-. Entre 1576-1579 las rivalidades casi provocan un colapso administrativo. Estos enfrentamientos tuvieron su punto culminante en el asesinato de don Juan de Escobedo, secretario particular de don Juan de Austria, el 31 de marzo de 1578, involucrándose al propio monarca cuando el promotor del asesinato era Pérez. Mientras estas rivalidades se producían en la corte, en los Países Bajos la situación era cada vez más complicada. La política militarista del duque de Alba había dejado paso a una línea más dialogante establecida por don Luis de Requesens pero su fallecimiento en 1576 y el saqueo de Amberes por las tropas no favorecieron esta nueva línea política emprendida. Don Juan de Austria pudo conseguir finalizar el conflicto pero su muerte en Namur (1578) tampoco ayudó.
Felipe apostó por la llegada del cardenal Granvela como secretario de Estado para resolver la crisis tanto política como financiera. De esta manera se daba paso a la segunda etapa del reinado caracterizada por el inicio del declive físico y moral del monarca. La anexión de Portugal en 1581 será la gran victoria de este momento -Felipe había sido nombrado rey de Portugal en 1580 por las cortes de Tomar tras el fallecimiento del cardenal don Enrique, regente del reino a la muerte de don Sebastián- pero la situación en Flandes estaba estancada a pesar de los éxitos iniciales de Alejandro Farnesio. La intervención de Isabel I de Inglaterra en el conflicto de los Países Bajos inclinará la balanza a favor de los rebeldes holandeses. La reacción del Rey Prudente será la organización de la Armada de Inglaterra con la que pretendía invadir la isla británica, contando con el embarque de las tropas de Farnesio. El desastre de la Armada en el año 1588 iniciará la etapa de declive tanto política como física del reinado de Felipe II.
Esta tercera etapa vendrá marcada por la progresiva dejación de funciones del monarca ya que sus achaques y enfermedades le impedían controlar todos los asuntos como era de su agrado. Para colaborar con las decisiones del monarca se crea la Junta de Noche (1585) en la que participa el secretario Vázquez de Leca. Cinco años más tarde se organiza la Junta Grande, consejo cuyo objetivo primordial será hacer frente a la caótica situación económica pero que se convertirá en la verdadera encargada del gobierno de la Monarquía. Estos últimos años vendrán caracterizados en cuanto a la política exterior por la intervención en la política francesa a través de su apoyo a la Liga Católica. Los deseos de situar a su hija Isabel Clara Eugenia en el trono francés -era hija de Isabel de Valois- no se verán satisfechos al coronar a Enrique IV como monarca galo. El inicio de un conflicto en la zona norte de Francia, en el que participarían activamente las tropas de Alejandro Farnesio, diversificaría los frentes de lucha y permitirá la consolidación de la posición holandesa. La Paz de Vervins (1598) ponía fin a la lucha hispano-francesa y dejaba los Países Bajos en manos de Isabel Clara Eugenia, casada con el archiduque Alberto.
A medida que va avanzando en edad, la salud de Felipe II se iba deteriorando y los ataques de gota se repetían con mayor frecuencia. Llegará un momento en que no pueda firmar debido a la artrosis de su mano derecha. A finales del mes de junio de 1598 Felipe sufrió unas fiebres tercianas que le postraron en la cama, sufriendo dolores tan intensos que no se le podía mover, tocar lavar o cambiar de ropa. A las cinco de la madrugada del domingo 13 de septiembre de 1598 fallecía Felipe II en el monasterio de El Escorial. Tenía 71 años y su agonía había durado 53 días.
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